Resulta tentador ir al diccionario para conocer el significado de «ahijar». Al buscar, lo que encontramos es: «Ahijar: 3. tr. desus. prohijar» y ¿»Prohijar» qué significa? 1. tr. Adoptar a alguien como hijo» *
La pregunta a responder ahora, sin diccionarios, con una respuesta colmada de vivencias propias y ajenas, es:
¿Qué es adoptar un niño o adolescente como hijo?
En un principio comenzamos a relacionarnos y convivir con un niño que puede devenir en hijo, en tanto y en cuanto, nos posicionemos como padres de él y sus circunstancias.
Adoptar un niño o adolescente es hacernos padres y en esa tarea acercarnos y alejarnos, todo lo necesario, de los modelos de parentalidad internalizados. Es descubrir que no somos ni la madre ni el padre que nos imaginamos seríamos. Que el ideal que teníamos debemos correrlo en cuanto notamos que nuestro hijo necesita otra cosa.
Es aceptar que la realidad se parece muy poco a lo que soñamos. Que posiblemente antes de los abrazos lleguen expresiones de violencia impensadas, dolorosas, incomprensibles.
Es corrernos de ese lugar central en el que nos ubica el deseo de ser padres, para cederlo amorosamente a los niños que llegan. Es comprender que lo más importante es el dolor y las necesidades que ellos manifiesten o expresen, lo que no implica desatendernos.
En los primeros tiempos, es privilegiar el vínculo y sus tiempos más que la escolaridad o la ortodoncia.
Adoptar es entender que construiremos una familia y que esa construcción será un proceso. Que una familia por adopción no se hace de la noche a la mañana, hay mucho que deconstruir (no destruir) y mucho a construir por nosotros, por los niños, juntos.
Es saber y sentir que es un vínculo para toda la vida, que los niños serán nuestros hijos para siempre, aunque ni ellos, ni nosotros seamos como nos habíamos soñado.
Es ensamblar historias.
Es no pasar por alto que ellos ya fueron hijos, que tuvieron una familia.
Cuando la adopción es de hermanos, es entender y aceptar que cada vínculo es distinto, que se van creando de manera diferente, en tiempos distintos, con particularidades propias. Que sean hermanos no garantiza que todo se dé igual, habrá más afinidad con uno que con otro. Uno aceptará la adopción antes que el otro. En su vida de institucionalización cada uno tuvo un rol, para relacionarse entre ellos que habrá que saber des-armar.
Adoptar un niño o adolescente es aprender que nuestra familia no se va armando en la intimidad que desearíamos, estando expuestos en lo cotidiano y monitoreados, por muchas personas, sobre todo los primeros tiempos de la conformación familiar.
Es comprender que habrá una presencia real, de recuerdos o fantasías de integrantes de la familia de origen y saber respetar y acompañar, sin dejar de protegerlo, de situaciones que pueden causarle daño.
En resumen, se trata de aprender, aceptar, tener presente, sentir, ubicarnos, ponderar, ensamblar, respetar. Tener la tolerancia a la frustración necesaria para seguir construyendo, aún en los momentos en los que parece imposible, nuestra tan ansiada familia.
Lectura recomendada: No todos podemos adoptar.
* Usaremos niño y padres refiriéndonos a todos los géneros y conformaciones familiares.
Sugerencia: leer también El plural en la adopción |
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