Adopción y cuarentena. «Estamos aprendiendo a ser sus padres y ellas, nuestras hijas»

La cuarentena se convirtió, para Alejandra y Miguel Angel, en una gran oportunidad para afianzar los lazos con sus hijas por adopción. En la imagen, un retrato familiar dibujado por la mayor de ellas

La cuarentena se convirtió, para Alejandra y Miguel Angel, en una gran oportunidad para afianzar los lazos con sus hijas por adopción. En la imagen, un retrato familiar dibujado por la mayor de ellas
Lorena Oliva
15 de mayo de 2020  • 11:07

Su comentario pasó casi inadvertido entre los cientos de tuits que celebraron, hace unos días, un hilo en Twitter. En él, una mujer contaba que la cuarentena la había sorprendido estrenándose como madre por adopción. Desde su usuario @alemavica, Alejandra C. gritó también su felicidad al mundo: » Felicidades! Por acá somos familia por adopción desde hace 9 meses de 2 niñas de 4 y 10 años», comentó.

Contactada por LA NACION, esta licenciada en Psicopedagogía accedió a contar, en primera persona, cómo fue para ella y para Miguel Angel F., su marido, maestro de escuela primaria, ser sorprendidos por una cuarentena cuando estaban dando sus primeros pasos como padres. Y cómo este período de confinamiento se convirtió en una gran oportunidad -que están aprovechando- para profundizar aún más los lazos que los unen como familia:

«Por cuestiones de mi profesión, muchas veces me encuentro leyendo material sobre la crianza del apego. Puedo comparar este aislamiento social obligatorio con la lactancia materna; teta a libre demanda. Desde hace 60 días exactos (con Migue tomamos la decisión de aislarnos el 13 de marzo) somos padres a libre demanda desde que nos levantamos hasta que nos acostamos (también somos trabajadores de la educación a libre demanda, pero ese es otro tema).

Hace 10 meses convivimos con nuestras hijas, con quienes estamos construyendo nuestra familia por adopción desde el 4 de abril de 2019, día en que nos conocimos.

Nos preparamos mucho: grupos de reflexión sobre la temática, terapia, lecturas, mucho diálogo de pareja.

Con Migue nos conocimos grandes; muchos proyectos en común y la risa como bandera; también llegó el deseo de tener un hijo. Duelamos un embarazo interrumpido en alguna semana temprana, comenzamos tratamientos de fertilidad hasta que la idea de ser familia por adopción empezó a ser nombrada.

En agosto de 2018 fuimos con nuestra carpetita al Juzgado de San Martín para inscribirnos en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos. Cuatro meses después nos dieron el apto para ingresar al listado. Sabíamos cuál era nuestra disponibilidad: hasta 2 hermanos o hermanas de entre 0 y 10 años.

A pesar de que se acercaba la feria judicial, estábamos convencidos de que íbamos a tener un llamado pronto. Así que resolvimos dejar nuestros teléfonos móviles con sonido. Y llamaron. El 25 de febrero de 2019, desde un juzgado de la provincia de Buenos Aires nos invitaban a una entrevista para conocernos y contarnos un poco la historia de C. y G. de 9 y 3 años respectivamente.

Hoy, con un poco de distancia, recuerdo esos días de entrevistas, llamados telefónicos y más entrevistas como una sucesión de emociones compartidas, lágrimas, ansiedad y momentos de una calma abrumadora. Porque sí, el silencio del teléfono muchas veces puede ser abrumador.

Conocimos un poco de sus historias. Escuchamos con atención, conmovidos por esa parte de la vida de nuestras pequeñas: una fotografía muy dolorosa que las/nos acompañará siempre, que será parte de nuestra familia, pero sabiendo que ellas son mucho más que lo que dicen unos fríos papeles.

Comenzamos la vinculación. Las pasábamos a buscar por el hogar convivencial y salíamos a pasear. Abril, mayo y junio fueron meses de parques, picnics, conocernos y comenzar a construir el amor. ¡Y vaya si se construye! En casa fue pintar la habitación, comprar camas, recibir ropa y juguetes de hijos de amigos y familia. Alojarlas en nuestra casa, alojarlas en nuestras vidas, devolviéndoles el derecho básico, elemental y vital a ser amadas. para siempre. Estar disponibles para ellas. siempre.

Muchas veces, siento que necesito irme para poder volver; tomar distancia de tanta demanda y reencontrarme, en esa soledad, como mujer, compañera y madre también. Por ahora no es posible. Pero, mientras tanto, seguimos construyendo amor en familia.»

Los chicos que esperan: dónde ver las convocatorias púbicas

La Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Dnrua) agrupa a todas las convocatorias públicas del país, excepto las de las provincia de Buenos Aires, que cuentan con su propia web.

 

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