Por Cora Goenaga cora-goenaga@hotmail.com – 24/9/2018
LA ADOPCIÓN EN PRIMERA PERSONA
Si de derribar prejuicios se trata, Laura y Carolina los derribaron a todos, incluso los propios. Adoptaron a Lourdes hace dos años cuando tenía 8 y hoy cuentan esta experiencia que les cambió la vida a las 3. “Lu entró a cuarto grado sin saber casi escribir y hoy está dentro de los cinco mejores promedios”, todo un dato.
Carolina y Laura adoptaron y contaron su experiencia.
EL DATO:
Carolina y Laura destacaron el rol de la Dra. Marina Costa, quien está a cargo de las adopciones en el Juzgado de Familia local, y que fue ella quien las ayudó en este proceso y les insistió respecto a no tener en cuenta el tema de la edad. Asimismo, resaltaron que se sintieron, en todo momento, contenidas por el equipo de profesionales del Juzgado de Familia, e incluso tuvieron un grupo de WhatsApp y sin importar sábados, domingos o feriados podían plantear cualquier inquietud y no sentirse desamparadas.
“No existen familias ideales, las únicas familias son las que se construyen cada día”, dice la Guía Informativa Nacional que fue elaborada por profesionales del Equipo Técnico de la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
De eso se trata esta historia que tiene como protagonistas a Laura Ermiaga y Carolina Connolly, quienes conforman una pareja de Azul que hace dos años adoptó a Lourdes, que en ese momento tenía 8 años.
El día exacto, por supuesto lo recuerdan en el testimonio que brindaron a este diario: un 22 de noviembre.
La decisión no es algo fácil y, según confiesan las chicas a EL TIEMPO, partió más bien de Carolina, quien desde el principio estuvo más decidida que Laura, ella tenía algunas dudas, según lo reconoce “por una cuestión de prejuicios”.
Por ese motivo es que antes de tomar esta decisión que cambió sus vidas para siempre hicieron un tratamiento de fertilización que no dio los resultados esperados.
El otro factor que demoró la determinación, según lo confesaron en la nota a corazón abierto que dieron a este diario, fue el hecho de que “no sabíamos que existía la posibilidad de que dos mujeres podían adoptar”.
Un día hicieron el clic. “Teníamos óvulos congelados y seguíamos pensando en la adopción, empezamos a charlarlo y lo encaramos”, recuerda Laura.
En su caso fue rápido
En el caso de ellas, contrariamente a lo que se cree y se lo explica en la nota previa sobre el tema, los plazos fueron cortos.
En su caso fue relativamente rápido el proceso, pero en realidad cada caso es particular y además, en la actualidad, se respetan los tiempos y deseos del niño en condiciones de ser adoptado.
En febrero de 2016 no tuvieron los resultados esperados con el tratamiento de fertilización asistida, en el mes de mayo se inscribieron y el 22 de noviembre conocieron a Lourdes.
“Mi papá estaba muy mal de salud. En ese momento yo decía: vas a ver que papá se va a morir y nos va a mandar el hijo que tanto deseamos. Falleció el 11 de octubre y en noviembre llegó Lourdes”, contó Carolina en esta nota en la cual abrieron sus vidas y sus sentimientos más íntimos para que la gente conozca la historia y se anime a adoptar.
El llamado
Previamente debieron cumplimentar el proceso, el trámite que se realiza en el Juzgado de Familia donde debieron, por ejemplo, pasar por pruebas psicológicas.
Una vez que “fueron aptas”, por decirlo de alguna manera, empieza el período en el que te pueden presentar la situación de la criatura y con el equipo del Juzgado de Familia, se empieza analizar una posible adopción.
Así es que un día recibieron un llamado y les presentaron el caso de Lourdes, una niña que tenía 8 años, pese a que en realidad ellas habían optado en la inscripción hasta los 4 años.
“Nos llamaron por llamar para avisarnos. Es más, nos íbamos de viaje a Las Termas y lo suspendimos. Eso fue un viernes y dijimos el lunes la queremos conocer. Desde ese día no nos separamos”, recordaron entre las dos.
“Un ratito más”
No obstante, el proceso fue gradual. “Todos los días, como Laura trabaja hasta las 7 de la tarde y yo salgo a las 14, la iba a buscar al hogar -estaba en el Sagrado Corazón- la llevaba al trabajo de Laura, le golpeábamos la ventana, ella se escapaba dos segundos para verla”, y así comenzaron a construir esta familia.
“Cuando salía de trabajar, merendábamos las 3 juntas, a veces éramos 4 porque venía con alguna amiga del hogar”.
De acuerdo al relato de Carolina, en ese momento también conoció a su mamá porque la otra abuela vive en Mar del Plata.
Así iban pasando los días cuando la sacaban hogar, hasta que la misma Lourdes un día empezó a pedir “un ratito más”. Eso fue hasta que un día la llevaron, y ella dijo acá no me quedo más y preguntó: ¿me puedo quedar con ustedes? y desde ese momento “no se fue más”.
“Con el amor todo se puede”
“Los demás tienen que saber que no es necesario adoptar a un bebe. Lourdes tenía 8 años, somos una familia hermosa y es lo más lindo que nos pasó en la vida y si hoy tendría que adoptar nuevamente sería de 6 para arriba”, remarcó Carolina.
Explicó que una de las razones por las que decidieron como familia hacer pública su historia fue que “quiero que otras familias no tengan el prejuicio de la edad porque eso de que los nenes no cambian es una mentira total, con el amor se puede todo y todo se cambia. Sólo hay que tener paciencia”.
Como ejemplo contó con orgullo que “Lu entró a cuarto grado sin saber casi escribir y hoy está dentro de los cinco mejores promedios”.
“Pasó de ser una nena que no hablaba, que no te miraba a los ojos, que le tenía pánico a los hombres, a ser un nena feliz, que se lleva bien con todos”.
“Todo se puede”
“Es lo más lindo que te puede pasar, si uno quiere ser mamá no importa la edad. Todo se puede”, resaltaron sobre la adopción que les cambió la vida para bien.
“Ella nos dijo que cuando uno adopta a un nene o nena más grande, es el nene el que te está eligiendo a vos. Nos encontramos y Lourdes nos eligió. No tenemos nada que explicarle, ella sabe todo”, destacó Carolina, mientras que Laura remarcó que “aceptamos sus necesidades y si el día del mañana ella quiere iniciar un vínculo con alguien de su familia, estamos abiertas y Lourdes lo sabe”.
“No dudaría en adoptar nuevamente. Quiero destacarlo por nuestra experiencia, por el amor que nos da Lourdes día a día, y el agradecimiento que expresa todo el tiempo”.
“EL DÍA QUE NOS DIJO MAMÁ”
“Nosotros nunca le pedimos que nos diga mamá, con Carolina y Laura estaba bien. Y un día estaba en el sillón y Laura se estaba bañando y me dijo: me gustaría decirle mamá, pero no sé cómo, y le respondí como te salga, y fue, le abrió la puerta del baño y se lo dijo”.
“Y me dijo ‘¿te falta mucho mamá?’, y nos largamos a llorar”, recordó Laura con los ojos vidriosos. Ahora se escucha mil veces por día en ese hogar: mamá, mamá, mamá.
“Somos las dos mamás. Ella no nos rotuló, hay mucho prejuicio también con esto de quién hace de hombre y quién hace de mujer, y ella tiene bien claro que somos dos mamás y ninguna ocupa un rol que no tiene de padre”.
DETALLES NO MENORES
La preparación de la habitación para el niño adoptado parece un detalle menor pero no lo es. “Ellos están desesperados por tener una familia, pero a su vez tienen muchísimo temor. Si vos le preparas todo se sienten avasallados, entonces tiene que ser todo como muy casual. Ella empezó a traer sus cosas de a poco, un día trajo un alhajero, otro día un portarretrato, fue sintiendo como propio el lugar de a poco”, detalló Laura a EL TIEMPO.
“Nosotros optamos por hacerlo de a poco así ella lo sentía venir desde lo emocional y no por lo material”, confesó.
Y en este sentido y si de derribar mitos se trata, las chicas descartaron que influyan las condiciones materiales de un hogar e incluso las costumbres para la selección de los adoptantes. “Hay que mostrarse como uno es en realidad”, indicaron.
En este sentido, recordaron como anécdota que, cuando iban a recibir la primera visita de la asistente social, estaban por festejar un cumpleaños y en la casa había cerveza, con lo cual pensaron en sacarlas o esconderlas, pero resolvieron mostrarse tal cual son y de manera natural, y no tuvieron ningún inconveniente.
También aclararon que tampoco es verdad eso de que “te caen” de sorpresa como a veces se cree.
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