Vínculos fraternos en la adopción (parte I)

Fragmento de la exposición «Vínculos fraternos en la adopción» (actividad realizada por SFxA el 15-5-2021)

«… Si la pareja o la persona que ya tiene un/a hijo/a decide TENER MÁS HIJOS se genera otra dinámica vincular (*), totalmente dependiente de las anteriores y con una secuencia jerárquica. Es un subsistema donde el énfasis es fundamentalmente no adulto, llamado FRATERNAL.

Cuando decimos que es totalmente dependiente y secuenciado, significa que no se “puede tener hermanos”. Los adultos tienen HIJOS que, como consecuencia de esto, SERÁN HERMANOS. No existe la categoría HERMANOS sin que preexista la de padres e hijos. Aún en el caso de dar a luz mellizos o gemelos, cada uno es hijo en primer lugar y luego se referencia la forma de ser hermanos.

La estructura donde se arma la dinámica, padres/hijos y continuidad/descendencia, está planteada desde los relatos más arquetípicos de nuestra cultura:
I) ADULTOS (Adán y Eva),
II) HIJOS (tienen dos hijos),
III) HERMANOS (Caín y Abel son hermanos porque son hijos de…).

René Kaës expresa la siguiente definición: “La fratría es el conjunto de hijos de una pareja”.

 

El vínculo entre hermanos es SIMÉTRICO, aunque hay lugares diferentes. Tiene una LÓGICA PROPIA, la SEXUALIDAD PROHIBIDA y es difícil hablar de EQUILIBRIO FUNCIONAL porque se ponen en juego muchos SENTIMIENTOS.

 

La dinámica fraternal NO FUNCIONA EN BLOQUE:
– es de cada padre/madre con cada hijo,
– es de los hijos entre sí,
– en caso de ser pareja, de la pareja con todos los hijos.

Una de las características principales del vínculo fraternal es que transita por diferentes momentos que se pueden dar separados o juntos: tiempos de rivalidad por el amor del padre y/o de la madre; tiempos de unión, de disfrute (juego) y a veces hasta de fusión; tiempos de diferenciación y algunas veces, rechazo y distancia.

Pero… ¿cómo es representada socialmente la relación entre los hermanos?
• En un extremo, la idealización:
“A partir de ideas tales como que la familia se inicia por la libre elección de los miembros de la pareja, donde la afectividad es siempre de signo positivo, donde reina la tolerancia, el amor, la armonía y la felicidad, se construye un imaginario social en relación a lo que debe ser una ‘familia normal’, y es desde donde personas e instituciones juzgan la organización familiar, sin tener en cuenta el contexto histórico social” (Barg, Liliana. “Los vínculos familiares”).
• En el otro extremo, solo la rivalidad:
. Caín y Abel (fratricidio),
. Jacob y Esaú (engaño),
. José y sus hermanos (engaño e intento de fratricidio).
“En la relación entre hermanos surgen celos, rivalidades, envidia, secretos, resentimientos, así como apoyo y ayuda; funcionan uno para el otro como una fuente de identificación y aprendizaje recíprocos, al par que comparten códigos generacionales” (Abraham de Cúneo, Lidia. “Relaciones fraternas en la adopción”)
También implica que la relación de los padres (y/o familiares extensos) con cada uno, impacta en la construcción de la identidad de los chicos:
“…hay familias que funcionan en torno a polaridades, dando un solo lugar para el hijo poseedor de determinadas características. Este tipo de dinámica familiar genera rigidez en los roles asignados. El reforzamiento de este tipo de conductas marcando las diferencias por parte de los padres son determinantes en la identidad definitiva de sus hijos. Bank y Kahn denominan al producto de este funcionamiento familiar como GENERADOR DE IDENTIDAD NEGATIVA. Asimismo, las diferencias de temperamento pueden reforzar la asignación de roles por parte de los padres, incidiendo en la identidad de los hijos. El comparar las diferentes reacciones de los hijos, el sobrevalorar las cualidades de uno por sobre el otro, el remarcar el éxito por parte de uno de los hermanos, suscitan resentimientos, y envidia entre los mismos” (Bank y Kahn, 1988). Bank y Kahn sostienen: El concepto de sí-mismo del niño se organiza según términos fundamentales como “niño malo”, niña buena”, “inteligente”, “tonto”, “débil”, o “fuerte” realzados por los miembros de la familia que alaban, condenan, proyectan, idealizan y desplazan hacia la criatura las imágenes que ellos se han hecho de ésta” (1988, p.65). Es así que, dependiendo de los atributos socialmente adjudicados, determinarán en gran medida la forma en que los hermanos se identifiquen mutuamente. Por otro lado, existen familias donde se tiende a concebir a sus hijos como una masa uniforme, indiferenciada, cancelando el reconocimiento de la identidad de cada uno de los hijos…” (González Balestra, Cecilia, “Aportes a la clínica desde el vínculo fraternos y sus vicisitudes”).»

(*) ver exposición completa AQUÍ

Fuente: https://www.facebook.com/gvaldesadopcion
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