La búsqueda de orígenes es una prueba para toda la familia

Patricia Zarraluqui y Belén  Torres

Laura Iparraguirre: «La búsqueda de orígenes es una prueba para toda la familia»

El objetivo al crear este blog fue el de aprender lo máximo sobre las  con familias de acogida y las familias adoptantes con el fin de ser capaces de difundir, de una manera próxima y asequible a todos, cuál es la situación y la realidad de estos modelos de hogar. Por ello, acudimos a quienes mejor conocen esas circunstancias, además de las propias familias, los profesionales que les acompañan en este camino.
Laura Iparraguirre es una de ellas. Socióloga, trabajadora social, psicoterapeuta y con distintos másters en el ámbito de la adopción y la acogida, es subdirectora de Nuevo Futuro de Navarra y una de las profesionales  que trabaja directamente con las familias en el espacio Safaya, del que hemos hablado en una entrada anterior.

Uno de los aspectos  que destacaba esta trabajadora social es la importancia de preparar, de formar y de educar a los padres para que tengan herramientas que les permitan hacer frente a ciertas situaciones, difíciles en muchas ocasiones. Para los padres de adopción, una de estas puede ser cuando el niño, una vez adolescente, empieza a interesarse en saber acerca de su familia biológica. La búsqueda de los orígenes por parte del crío es una de las pruebas a las que se deben enfrentar estas familias, y, según expone Laura Iparraguirre, es aquí cuando se ve si ha habido un buen acompañamiento o no.

Estos chicos “tienen una espada de Damocles que les acompaña y es que sienten que no son dignos de amar. Lo piensan así porque es lo que da sentido a justificar el abandono de su madre”, comenta Iparraguirre. Hay en un momento en la vida de estos niños, sobretodo en la adolescencia, donde sienten la necesidad de conocer, de iniciar una búsqueda de orígenes para saber el motivo de su situación. Según Laura Iparraguirre se empieza con “un cuestionamiento, hay un  pensamiento de qué le habrá pasado a la madre, qué será de ella” Es ese momento en el que sienten la necesidad de ver cuál es la primera pieza del puzzle que conforma su vida y es que “no saben porque su madres les dejó  para que otros les cuidaran”. Y es aquí donde la figura de los padres adoptivos es clave y pueden poner en práctica lo que desde instituciones como Safaya les enseñan.

Narrativa biológica

En cuanto a la forma en que estos padres se enfrentan a la revelación a su hijo de sus orígenes,  Laura Iparraguirre dice que “hay de todo. En muchos casos, los padres se plantean adornar una historia súper bonita para que los niños no sufran. Son libres y responsables de lo que les cuentan. Mi recomendación es que siempre hay que ajustar la información a la edad de la criatura. Hay que poder darle a uno lo que está dispuesto a recibir. Y mi otra recomendación es que ningún elemento no se sostenga en el tiempo. Es decir, que yo no le diga hoy una película muy bonita porque tiene seis años, a mi me ha pillado de sorpresa y le cuente algo que luego, con el tiempo, no se pueda mantener”, y continúa diciendo que “lo que es importante es que estos niños tengan una narrativa biológica que sea coherente”.  Es como un puzzle, se le puede ir dando piezas con el tiempo y cuando se den todas, lo importante es que todo esto encaje.

Laura Iparraguirre explica “hay padres que le dicen a sus hijos que su familia biológica les quería mucho, y yo siempre les pregunto si lo saben. Es mejor no meterse en esas cosas. Yo les suelo decir que respondan aquello de lo que están plenamente seguros y que es algo objetivable, por ejemplo,  no sé si te quería, pero de lo que estoy completamente seguro es que quiso que vivieras y yo estoy muy agradecido porque de esa forma nosotros podemos ser una familia. Esto es real”. Comenta que si al niño se le dice que su familia biológica lo quería mucho, sin saber si es cierto o no, estos pequeños pueden desencadenar dos pensamientos complicados. Por un lado, pueden preguntarse:” si tanto me querían, ¿por qué me abandonaron?” y, por otro: “no me quieras tanto, porque igual también tú [padre adoptivo] me abandonas”. La psicoterapueta admite que la intención de estos padres es muy buena, es la de salvar a la familia biológica, la de evitar sufrimiento a sus pequeños y eso está bien, pero hay que tener cuidado con lo que se le cuenta a la criatura y la edad que tiene. Insiste en que no hay que mentir, si no se sabe, no se sabe, para que a la larga la confianza que tanto cuesta de crear en estas familias no se rompa.

La importancia de estar preparados

Laura Iparraguirre explica que hay chicos que no dan los pasos para conocer a su familia biológica, pero que no ha conocido ningún caso que no se haya preguntado nunca acerca de esta. Son jóvenes que no sienten la necesidad de saber dónde está esa familia, ellos se sienten bien con sus situación y entierran esas preguntas. Lo que deciden emprender la aventura de saber sobre quiénes le dieron la vida tiene que estar muy preparados. Es necesario mostrarles el abanico de posibilidades que se pueden encontrar. Explica que “muchos se creen que en el momento en que empiecen la búsqueda, llamarán a una puerta y una madre joven les abrirá con una sonrisa en la cara, pero puede pasar de todo. Hay que prepararles de la misma manera que ya se hizo con sus padres adoptivos”. Las posibilidades que existen, en cuanto a esas familias biológicas, es que “sean caso duros de conocer, otra opción es que ya hayan muerto. También que no les quieran conocer o que están felizmente casados, y hasta muy bien posicionados, y tengan otra familia que no conozcan y se encuentran de golpe  con  hermanos que ni sabían que existían”, por eso hay que prepararles porque “no siempre es un final feliz”. Comenta que hay muchos adoptados que realizan todo el proceso de preparación emocional y, en el momento de dar el paso, no quieren conocer a quienes les vieron nacer.

También  es necesario acompañarles y formarles en el momento en que estos niños, ya de adulto, deciden formar su propia familia y tener hijos. Puede ser duro, por ejemplo, en el caso de las mujeres y los sentimientos tan intensos que las acompañan durante todo el embarazo. Esta situación puede crearles angustia y desencadenar en una depresión postparto.

Lo importante en este proceso de búsqueda de orígenes es que esta es una especie de prueba para toda la familia. Hay criaturas que deciden no dar estos pasos porque sienten que traicionan a su familia adoptiva. Si los que ejercen de padres están dispuestos a a acompañarles en este proceso, es un muy buen indicador, porque integran, normalizan la situación por el bien de todos. Está claro que no tiene porque ser una situación fácil para los padres, pero para eso se les educa y enseña.
¿Cómo pensáis que es la mejor manera de hacer frente a esta situación?

Artículo publicado en el blog «Una familia para todos»

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