Gabriela Guimenes Feijóo
Hubo una vez, hace como mil años (perdón, cuatro) que casi no teníamos cara, porque nos estábamos conociendo y hasta los nombres propios eran ajenos.
Ni hablar de los «papá», «mamá» e «hijo» que tenían el sabor de una comida nueva, riquísima, rara, pero conocida.
Y los pinceles hablaron, también dijeron los lápices y los marcadores.
Y dijimos nosotros. Nos pusimos caras. Nos dijimos nombres. Nos quisimos mucho.
Nos amamos tanto.
Escribe un comentario
Debe haber iniciado sesión para publicar un comentario.