Vínculos previos

Valorar el pasado de nuestros hijos (*)

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Cuando conocimos a nuestra hija, una de las cosas que nos dió tranquilidad y nos puso muy alegres fue saber que en el hogar en el que había estado, había recibido cuidado cariño y amor.
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Eso lo vimos de muchas maneras: en las caritas alegres de los más chiquitos cuando llegaban del jardín, en la alegría cuando -después de una tarde juntos- entraba al hogar sin problemas con ganas de contar lo vivido a los otros niños de allí, en cómo en las conversaciones contaba con naturalidad las vivencias del hogar siempre con alegría.
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Antes de conocerla, cuando la jueza nos cuenta que ella había estado en el hogar por casi cuatro años, pensamos que era una pena que su situación no se hubiera resuelto antes. Pero luego entendimos que era mucho mejor que ese tiempo haya sido en el hogar y no dónde estaba antes.
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Desde que la conocimos vimos que es una nena feliz, con una felicidad que hacemos crecer los tres juntos, pero que viene desde ese hogar que por la gracia de Dios le tocó a nuestra hija.
Un hogar donde pudo crear vínculos sólidos con operadores que lo ven como mucho más que un trabajo, porque son conscientes que tienen uno de los trabajos más importantes del mundo, cuidar la infancia de esos niños, porque la infancia es para toda la vida.
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Nuestra hija se puso feliz cuando le preguntamos si estaba de acuerdo que uno de los operadores sea su padrino para toda la vida, igual que él cuando acepto seguir formando parte de la vida de ella de esta nueva manera.
Lo elegimos por varios motivos: porque en este tiempo con nosotros aún no hizo un vínculo tan fuerte con ninguna otra persona, porque es feliz cuando lo visitamos y la vemos contenta y relajada, sabiendo que en esos momentos siempre juega de local, mientras le enseñamos que ahora siempre va a jugar de local, con él no hace falta enseñarselo y principalmente porque queremos que la gente que la quiso, la quiere y la va a seguir queriendo, sea parte de su vida para siempre.
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Desde luego que antes de hacerlo, lo conversamos con profesionales, para ver si del entusiasmo había algo que no estemos viendo ¡y nos dieron el visto bueno!
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Lo que le queremos compartir es que aprendimos que ese pasado en el hogar es una parte irremplazable de la vida de nuestros hijos y valorarlo es también valorarlos a ellos, como así también intentar hacer borrón y cuenta nueva también sería borrar un pedacito de ellos
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Aprendimos que no competimos por el amor de nuestros hijos con esas personas que los cuidaron bien antes, ya que en ellos también el amor es infinito y se multiplica.
Así nuestra familia se sigue ampliando aún de las formas menos pensadas.
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(*) Relato compartido de manera anónima en nuestro grupo de Facebook.
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