|
Ya es historia sabida que muchos de los que fuimos adoptados venimos con historias dolorosas.
Algunos las tramitan mejores que otros, algunos se aferran rápidamente a sus padres adoptivos, y otros resultamos difíciles de interpretar y ponemos a prueba el amor, a veces de la forma más cruel.
Hoy con 28 años me doy cuenta que todos en el fondo necesitamos esa caricia en el alma, esa mano única, esa persistencia por intepretarnos como nadie, sí, hablo de mi madre en este caso. Creo si el afecto tiene un valor es ahí, el entender que vengo con mis heridas, con mis rechazos a los afectos, que hoy con 28 años me cuesta poder recibirlos y ella ha persistido, me ha interpretado como ningún ser en este mundo.
Quisiera que los padres que estén en espera, no teman ante la historia de los niños, es cuestión de ser perseverantes, de darles espacios para poder procesar una nueva realidad. A mí con 28 me cuesta aún ser receptor de afectos (fui adoptado a los 12) y recién ahora lo estoy empezando a comprender.
Como dice Zeca Veloso «Tudo homem precisa de uma mae».
Escribe un comentario
Debe haber iniciado sesión para publicar un comentario.