Cuando empezamos el camino de la adopción mi esposa y yo, dijimos que íbamos a hacernos cargo de hasta dos hermanit@s. Dios, el destino o el juzgado quiso que sea solo uno.
Pero esa personita ya tenía otr@s hermanit@s (de los que no puedo dar muchos datos, obvio) y debían seguir teniendo contacto.
Entonces, a veces a la fuerza, otras veces por placer, empezamos a entablar contacto con los otros padres de los otr@s herman@s. Amamos un grupo de whatsapp, nos juntamos en los cumpleaños de l@s niñ@s y nos reunimos de vez en cuando en alguna casa, aunque no podamos estar absolutamente todos, organizamos video llamadas, etc.
Dios, el destino o el juzgado quiso, además, que cada niñ@ vaya con una familia de cada punto del Gran Buenos Aires y además, con una familia del sur de la Pcia. de Buenos Aires, digamos que en un localidad que nos queda al resto muy lejos.
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En los papeles, somos una familia de tres: papá, mamá e hij@. En la práctica, somos muchos más..
Puede que algún día, algún hermanit@ nos llame “tíos” o que caiga de visita a presentarnos a su novi@ o que nos invite a su casamiento o graduación… como pasa en cualquier familia.
En la práctica, nos convertimos todos en familia, los hermanit@s y sus papás, todos somos familia.
Pero una familia que no aparece en los libros. No es la “familia ensamblada”, que son los padres separados que forman nueva familia junto a los hijos de su pareja. No es la “familia por afinidad”, que son los parientes de mi pareja. Sin buscarlo, formamos una familia que no aparece en los libros.
Hoy nos encontramos preparando nuestras vacaciones junto otros de los padres para que, al menos dos de l@s hermanit@s, pasen juntos unos días en la playa. Hace tan solo un año, no conocíamos a esa gente.
Como en toda familia, no todos los integrantes nos llevamos igual ni tenemos las mismas actitudes ni deseos. Pero todos entendimos que nuestr@s hij@s necesitan que pongamos nuestro mejor esfuerzo para que ellos tengan la mejor familia que podamos darle..
Sin quererlo y sin planearlo formamos una, “esta familia”..
Agradecemos a Diego Andino este relato que señala que las construcciones de las familias por adopción, algunas veces no encuentran un nombre que las describa. Habrá que inventarlo, como se crean esos vínculos tan especiales.
Cada vez son más quienes sostienen esos lazos de sus hijos y se entrelazan también en ellos.
Con esta historia familiar aprovechamos para compartir dos historias, de muchas que conocemos, en las que la familia creció de una forma nunca antes imaginada.