Miriam Coronel Armas – De la página de Facebook «Se me secaron hasta las plantas»
En la teoría, les niñes tienen derecho a seguir vinculando con alguna parte de su familia biológica… en la práctica abrir esta posibilidad… es sentir que se abre una caja de Pandora.
Pandora, la griega, sólo era curiosa… y no pudo aguantar las ganas de abrir esa vasija.
Pero mis hijos… tienen una historia, recortada, dolorosa, tortuosa… y no está en la caja de nadie, pero sí en su memoria.
Hay que recordar el mito, siempre… en el fondo de la caja está la esperanza. Es mejor acompañarlos y prepararlos a abrirlo… que dejarlo librado a su necesidad de terminar de entender. Su ineludible necesidad de entender su pasado.
Acompañar a Pandora a entender las consecuencias de librar esos males al mundo a esta nueva familia… que seguirá siendo su familia.
Pandora no sabe qué le depara al mundo por su imprudencia, pero nosotros adultes, sabemos que lo que está en juego, es el bienestar psíquico y físico de nuestro hije. Así que acompañar a Pandora es el único e ineludible camino que se abre ante su derecho a recuperar su historia y sus afectos.
Pandora no puede alimentar su curiosidad por años y años… sintiéndose solo en ese deseo. Sintiéndose culpable por querer saber qué les pasó a aquellos a quienes amó hace tiempo.
Pandora debe decidir quiénes se quedan y quienes se van… pero con nosotres al lado. Siempre.
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