Muchas «primeras veces»

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Cuando decidí adoptar y pensar en niños/as de edades más grandes, supuse que había momentos a los que estaba renunciando. Pensaba en aquellos primeros momentos de la vida de un niño de la que no sería parte.
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Sin embargo, aunque es real que hay situaciones en las que no pude estar (como pasaría en cualquier edad que tuviera) y que más de una vez he imaginado cómo habrán sido; mi hija me regaló muchas «primeras veces» de su vida.
A mi hija de 12 años (en aquel momento) no le enseñé a hablar, pero sí escuché por primera vez cuando eligió llamarme «mamá».
Pude descubrir que silabeaba las primeras palabras que leía de un cartel. ¡Estaba aprendiendo a leer!
Su paseo favorito era la plaza, para que la hamaque «hasta el cielo».
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No le enseñé a caminar, pero sí a cruzar las calles… y a sostener su mano.
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Al principio yo tomaba su mano, luego era ella quien decidía hacerlo «má, hoy es la primera vez que caminamos de la mano» dijo un día (o quizás era la primera vez que sabía que había alguien a quien tomarle la mano).
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Mi hija me enseñó que aunque tenga 12, 13 o 14, los momentos que no había tenido, se pueden vivir a cualquier edad.
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Los niños y niñas de 12 son chiquitos y necesitan crecer en familia, vivir los momentos que no tuvieron antes y soñar tantos otros que vendrán.
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