Contra viento y marea. Testimonio de una vinculación.

Sin licencias, sin obra social, sin guarda y en pie.

Como docente, pude tener mi licencia al tener la guarda ya que nuestro estatuto _en Provincia de Buenos Aires_ lo contempla. Pero, pequeño detalle, mis hijos ya vivían con nosotros hacía 6 meses con un permiso de pernocte.  No saben lo que fue nuestra vida en ese tiempo… Un completo caos.

Fue una vinculación difícil porque ellos venían de un reciente fracaso en una vinculación: los pretensos adoptantes sólo querían quedarse con la niña, ya que para ellos el niño era muy difícil.

Ese niño, mi hijo, tenia seis añitos cuando lo conocí junto a su hermana, que en ese entonces tenia cuatro. Sólo asistía a la escuela cuando quería, con una acompañante terapéutica porque no lograba integrarse a la clase. Se mantenía violento e incluso se escapaba y se volvía solo caminando hasta el hogar.

Él pasó por cosas tremendas, pero no con su familia de origen… Ésta lo mantuvo en situación de calle y no pudo, no supo, atender sus necesidades básicas; pero en el hogar donde vivió mucho tiempo pasó por peores cosas. Todo esto fue (creo) lo que hizo que se hiciera un niño «indomable».

Al mes y medio de iniciada la vinculación, empezaron a quedarse a dormir algunos días y era un calvario cada vez que debía volver al hogar. Él nos respondía y respetaba, iba cambiando poco a poco, hasta que pudimos comenzar a querernos y a sentirnos familia.

A los dos meses nos dieron el permiso de pernocte. Cuando él se enteró que nos daban el permiso me dijo por teléfono «mamá, mañana es para siempre». Nunca más quisieron regresar al hogar, ni a firmar su egreso. Viajó mi marido recibió unas bolsas con ropa y sus trabajitos del jardín y nunca más volvimos a su ciudad.

Ahí empecé a buscar escuela. Era difícil sin la guarda pero esto es un pueblo y me aceptaron a los nenes, realmente, porque me conocían.

Desde el primer día decidimos mandarlo sin acompañante. Me acuerdo que lo reté un día porque decía que no quería ir. Le dije: «yo soy tu mamá, esta es tu casa, y esa es tu escuela. No me vuelvas a decir que no querés ir a la escuela, porque hasta que sea vieja me vas a tener que aguantar» (siempre le digo así porque le da seguridad, le encanta que le diga que va a ser un grandulón y me va a tener que aguantar). Habla mucho conmigo, no saben lo hermosa persona que es: Vino que parecía un grande, desafiante;  y ahora es un bebé, juega todo el día. Se las manda, como todo chico, pero logré correrlo de ese rol de nene malo.

Pasamos unas noches tremendas… Había días buenos, pero había otros que eran muy malos: terrores nocturnos, rebeldías, auto-lesiones, cosas en la escuela…

Todo ese primer tiempo sin licencia, sin obra social y bancando terapias de manera privada.

Tuve que llevarlos al médico. Al nene le hice todo tipo de estudios neurológicos, y por suerte estaba todo bien. No tenia dentadura, había perdido sus dientes por estrés; cuando nos dieron la guarda fue con unos dientes hermosos al juzgado.

La vinculación fue realmente muy muy dura, pero por suerte nos aferramos mucho a él. Sabíamos, entendíamos su miedo al abandono o al ser separado de su hermana.

La gordita, no hablaba, ahora es «un lorito». Se arrancaba el pelo, pero ahora ya no lo hace. Tenia un «antojito» en la pierna que me preocupaba y al final resultó ser una mal formación que, por suerte, el mes que viene ya la operan. Viajábamos semana por medio al Hospital  a más de 200 km, seguíamos  con permiso de pernocte. Actualmente estamos viajando a hacer terapia grupal por el vitiligo que le surgió  al nene cuando pudo frenar su ira.

Yo tenia una jornada laboral de 8 horas, además visitas médicas, luego fiestas de cierre de año sin gozar de mi licencia porque me faltaba ese papel(*).

Ahora, ya cerca de la sentencia nos encontramos con el detalle que nos van a pagar el salario de nuestros niños retroactivo; pero sólo desde el momento de la guarda, y no desde la fecha real que viven con nosotros.  Sacamos un préstamo para afrontar los gastos del juicio de adopción, porque mi marido dejó de trabajar para quedarse todas las mañanas con ellos. Parece que todo está pensado para perjudicar a nuestros niños…

Yo creo que todo lo que nos pasó nos fortaleció pero nos podría haber matado. Recuerdo charlas con mi marido al regresar desbastados de los primeros encuentros. Yo tenia tanto miedo al fracaso… Por ellos, y no por mí.  Para mí era fácil intentar de nuevo con algún nene «más tranqui», pero no estaba esa opción en mí. Siempre decíamos «no les podemos hacer esto» tratábamos de hacer una lectura de lo que pasaba cada vez y lo seguimos haciendo.
Creo que hubiera sido otra cosa si hubiera tenido mi licencia. Me faltó el estar… Yo me iba a trabajar y para ellos era un abandono, les costó entender que yo volvía. Trataba de hacer planes para cuando regresaba: «cuando vuelva quiero ver eso bien pintado» «cuando vuelva pintamos algo lindo».
 

 

 

NOTA de Ser Familia por Adopción
(*) Las etapas habituales para los inicios del contacto y conocimiento son:
• Un período de visitas y salidas con los niños, en el ámbito donde ellos viven, que se lo conoce como vinculación. Para esta familia implicó viajar 100 km durante mes y medio .
• Gradualmente se van dando visitas de los niños a la casa de los adultos, hasta que se establece una relación de mayor confianza y desean mudarse y no volver al lugar donde están viviendo. En algunas ocasiones se quedan algunas noches antes de la convivencia definitiva y desde el juzgado se les otorga un permiso de pernocte.
• Cuando comienza la etapa de la convivencia definitiva el juzgado debería otorgar la guarda con fines de adopción. Esta guarda tiene una duración de seis meses y cumplido este lapso deberá iniciarse el juicio de adopción.

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