¿Tenes tiempo? ¡Te cuento!…
Después de 9 meses de convivencia pasamos nuestro primer día de la madre juntas.
Dije 9 y no faltó quién acotara: ¡ay, justo! un embarazo.
A veces la gente con la mejor voluntad pero desde el desconocimiento, tienden a deslizar comentarios comparando la adopción con la biología. No se puede comparar, no se puede relacionar. Un embarazo nada tiene que ver con adoptar.
Mi hija tuvo una mamá de origen o progenitora como les gusta decir a muchos. También hubo otra «mamá» que pretendió adoptarla y no supo, no pudo, no tuvo herramientas. Y si, le digo mamá porque mi hija estaba ilusionada con ese proyecto de familia que le habían presentado y estuvo meses llamándola así, entonces existió y estuvo presente en éste día de la madre también.
Adoptar siempre fue mi plan A , me preparé, leí, escuché, vi y participé de muchas reuniones dónde se hablaba de lo que realmente significa adoptar. Todo sirve pero nada te prepara para ver tan de cerca el dolor, la angustia, ese hueco que deja tanto abandono en tan corta vida. Para mi hija yo fuí su plan C. Asi que A y B estuvieron tácitamente presentes éste domingo, porque después de un día que arrancó hermoso a las 7:05 am dónde me despertó con regalitos y abrazos , al llegar la noche esa angustia empezó a asomar.
Buscaba excusas para que yo la rete y así ella poder llorar como necesitaba. Así que no le di el gusto, no me enojé por eso que me dijo sino que me acosté en su cama, la abracé y le dije: ¿tenes ganas de llorar? ¿Querés ponerle palabras a lo que sentís?
Saltaron las lágrimas de ella y mías también porque no me pude contener ante tanto dolor.
Entre tantas cosas que pudo decir, deslizó: «¿por qué la gente tiene hijos si no los van a querer?» … «¿por qué me decía hija si no me quería?» … «¿por qué se anotaron para adoptar si no estaban preparados para ser padres?» …
Una catarata de preguntas que como pude le respondí dejándole en claro que ella no tenía la culpa de nada de lo que pasó, pero que le doliera era inevitable. Hoy al menos tiene con quién y donde llorar pero no es nada fácil abrazar tanto dolor.
La noche terminó súper bien, me dijo que a pesar que las fechas son difíciles estaba feliz que yo sea su mamá y ahí, en ese instante es dónde todo valió la pena.
Como papás por adopción tenemos que estar preparados para vivir éstas «fechas especiales» y cuando decimos que en adopción el eje es el niño, realmente en adopción el eje es el niño.
No podemos evitar los dolores, las faltas, las desilusiones y angustias de nuestros hijos pero podemos acompañarlos y ayudarlos a ordenar tanta información y sentimientos encontrados.
Asi que si tengo que resumir ¿cómo fue mi primer día de la Madre? Intenso y hermoso a la vez, porque ella celebró con ganas que por fin tenía una mamá para siempre y esa mamá era yo.