Las zapas de S.

Mi diario: lunes 26 de octubre de 2020

Cuando comencé este camino, y con la persistencia y tenacidad que me caracteriza, recurrí a juzgados, grupos y familias para asesorarme sacarme dudas… aprender.
En uno de los juzgados me recomendaron un grupo de mi ciudad. La primera vez que fui, justo coincidió con un taller de Ser Familia por Adopción, en el cual hicimos grupos y exponíamos lo que pensábamos de la adopción. La charla fue muy linda, fluída y enriquecedera.
Cuando terminamos, me regalaron una postal que me llamó mucho la atención no solo por el regalo de quien provenía, sino lo que decía:
«se puede comenzar a ser familia calzando 39», con unas zapatillas negras de imagen.


Esta misma postal está en mi casa retratando las primeras zapatillas de S. número 39 con lo cual al día de hoy seguimos insisistiendo que la magia sigue actuando. S. vino a mi vida calzando 39.
Llegó con una mochilita muy pesada de desilusiones, tristezas, miedos y muchos objetos personales de niños (autitos, lápices, monedas, cajitas….) que cuidadosamente transportaba a cada lugar en los que “había pasado sus apenas 12 años”. Cuando logramos abrir esa mochila (se abrazaba a ella como si fuera lo único que tenía propio) como madre nueva y feliz de la llegada de mi niño, solo vi ropa como para quedarse 1 noche. Entonces nos fuimos de compras.
Escondido en una capucha de buzo que le quedaba enorme, decía que sí a todo lo que yo le ofrecía entusiasmada!
abrigo, calzoncillos, medias y … zapatillas. Cuando llegamos a las zapatillas me señaló unas que no decían nada… yo le mostraba otras coloridas, divertidas… No miraba otras… Esas que eligió eran perfectas para él . Zapas negras, como el color que vestía por ese entonces… y como se sentía también 😥.
A lo largo de nuestra vinculación y con una pesada madre que insistía e insistía, los colores de las zapas que comprábamos fueron variando 🙄… y el tamaño también.
Zapas negras 39, zapas negras con poquito blanco 40, zapas grises 41.
Hasta que en plena cuarentena llegó la tan temida frase: “¿sabés que me están quedando cortas las remeras y me están apretando las zapatillas?” 😱😱😱😱 lo dijo con una soltura y simplicidad que terminamos a las carcajadas entre chistes de patones y alturas.
– “Vas a seguir creciendo che?” Le pregunté intrigada y riéndome …
– “no tengo ni idea”
Obvio que yo tampoco jajaa
Y salimos de compras. En cuarentena.
Increiblemente para mí, mi niño fue a las zapas azules, verdes, naranjas, bordó… y cuando se empezó a probar… 41, 42… me aprietan!! Me seguía diciendo… y terminamos en las 43!!! ya el colorido se fue restringiendo hasta que vió las zapas de las que se enamoró: quiero esas!! gritó en medio del local.
Ay por favor señor, ojalá que tengan sino le compro ojotas.
Y ahí llegaron, ellas, su más preciada adquisición a su patona gigante y su carita de felicidad fue hermosa!!!
El número es gigante, sí, pero lo más mágico es el color: BLANCAS, totalmente opuestas al color de sus primeras elecciones.

«Por muy corto que sea el camino, quien pisa fuerte deja huella.» este fue su posteo en las redes la noche que se las compró.

Testimonio que nos hizo llegar A.L.B. para compartir.

 

 

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