Yo no sé lo que es un parto en un hospital. No sé bien qué estudios y ecografías te hacen durante el embarazo… Escuché mil veces a mis hermanas y amigas y no logro retenerlo.
No sé lo que es estar 9 meses con un bebé en las entrañas. No sé como se siente dar la teta. No sé del primer calor, del primer contacto.
Yo sé de la espera larga y dolorosa.
Sé la hermosa sensación que se siente cuando trasmutás el dolor y lo convertís en esperanza.
Sé lo que es llenar papeles, ir a entrevistas en juzgados, recibir a trabajadoras sociales en tu casa, esperar el llamado con ansias.
Sé de ir a charlas, de compartir con gente que está en tu misma situación, con los mismos miedos.
Sé la sensación cosquilleante que te recorre el cuerpo cuando te dicen que ya tenes el alta, ahí empieza la «dulce espera administrativa».
Sé lo que se siente cuando te llaman y te dicen que tal vez, que hay un caso, que existe una posibilidad pero que son varias parejas a evaluar… sé de los nervios y la ansiedad que se vive en esos días.
Yo sé lo que es «parir» en un juzgado, de repente, rodeada de gente y conociendo a tu hija, cuando una semana atrás ni sabías que te ibas a convertir en mamá.
Sé que a nuestra nena no le faltó amor el tiempo que tardamos en encontrarnos, todo lo contrario. No le pude dar el pecho, pero pude mirarla a los ojos mientras tomaba la mamadera. Y se lo que es mirarme con mi compañero emocionados, todavía sin poder creerlo. Este presente parecía taaaan lejano. Yo sé de la felicidad que llega después de años de lucha y de dolor.
Sé de esas cosas… y doy testimonio de ese tipo de maternidad. Y quiero transmitir que se puede y es posible.
No es inalcanzable la adopción en Argentina. Desmitifiquemos. Informemonos. Difundamos. Hay muchos chicos y chicas que esperan una familia.
- Testimonio enviado para publicar en nuestro grupo de Facebook en Julio de 2019