
Y un día crecen, se transforman y todos los cuidados, las atenciones, las preocupaciones por el bienestar del otro, el consuelo, el amor, vuelven.
Pareciera que el ciclo se cierra, pero no. Sigue girando. Porque ser familia por adopción habla de acomodarse permanentemente, de andar y desandar, parar, volver a arrancar, de resignificar.
Y cuando menos lo esperás, aparecen abrazos, capaces de aliviarte dolores, mensajes, que te llenan de esperanza, cuidados , que no pueden rozarte por el aislamiento pero te atraviesan el alma
Orgullosamente, notás que crecieron y ahora son ellos quienes te cuidan, te acompañan, te abrazan, te consuelan y sostienen.
No construimos sobre arena. Fuimos construyéndonos como familia, mediadora de ternura, entrega y si!! mucho amor.
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