Cuando los hijos crecen

Adoptamos hijos sabiendo que ellos no están  para sanar dolores pasados, que no son sogas, ni salvavidas que nos rescatarán de nada. Adoptamos hijos concientes que ellos no suplen a nadie, no garantizan tranquilidad y armonía.
 ❞ Adoptamos hijos soñando poder transmitirles valores y llenarlos del tan vapuleado, necesario y romántico «amor», a sabiendas que, el amor no alcanza.

Y un día  crecen, se transforman y todos los cuidados, las atenciones, las preocupaciones por el bienestar del otro, el consuelo, el amor, vuelven.
Pareciera que el ciclo se cierra, pero no. Sigue girando. Porque ser familia por adopción habla de acomodarse permanentemente, de andar y desandar, parar, volver a arrancar, de resignificar.
Y cuando menos lo esperás, aparecen abrazos, capaces de aliviarte dolores, mensajes, que te llenan de  esperanza, cuidados , que no pueden rozarte por el aislamiento pero te atraviesan el alma

❞ Y ahí respirás profundo y te das cuenta que la construcción aún no terminó, pero las bases son fuertes, sólidas. 

Orgullosamente, notás que crecieron y ahora son ellos quienes te cuidan, te acompañan,  te abrazan, te consuelan y sostienen.
No construimos sobre arena. Fuimos construyéndonos como familia, mediadora de ternura, entrega y  si!! mucho amor.

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